Cultura del agua

Nuestros principios

El principio general que inspira todo el marco de gestión de las aguas diseñado por la Directiva Marco del Agua es el principio de sostenibilidad, lo que implica utilizar los ecosistemas acuáticos y el ciclo hidrológico sin destruirlos, de manera que se mantenga la biodiversidad y puedan seguir siendo utilizados por las siguientes generaciones.

Nuestro trabajo se rige por las políticas europeas recogidas en la Directiva Marco del Agua, convencidos de que no hay otra forma que no sea una gestión sostenible del agua.

Este es el modelo de gestión de la nueva política del agua europea

El objetivo es asegurar el buen estado ecológico de los ecosistemas acuáticos. Hasta ahora la gestión del agua se ha basado en dominar la naturaleza para extraer de ella el máximo de beneficios productivos, sin tener en cuenta los efectos ambientales producidos para este fin. Y la Directiva marco del agua tiene como fin modificar la gestión, preservando las cuencas hidrográficas.

Para que el agua continúe siendo un recurso renovable es necesario asegurar el funcionamiento natural del ciclo del agua en cada una de las cuencas hidrográficas. La Directiva exige recuperar el buen estado de los acuíferos y asegurar formas de uso que no los deterioren, evitando acabar también con la riqueza económica que generan.

La participación ciudadana en la gestión del agua se materializa en el proceso de toma de decisiones el carácter público, colectivo y compartido del agua.

Una de las piedras angulares de la Directiva Marco del Agua es adecuar la demanda de agua asociada al desarrollo socioeconómico, a su disponibilidad real en cada lugar: "no me digas cuánto quieres, pregunta antes cuánto hay".

La gestión de la demanda de agua comprende el conjunto de actividades que permiten reducir y limitar los requerimientos de agua, mejorar la eficiencia en el uso del agua y evitar el deterioro de los recursos hídricos. De esta manera, antes de abordar nuevas grandes obras hidráulicas, se deben agotar toas las oportunidades de reducción de la demanda: eficiencia, ahorro, repercusión de los costes reales asociados al agua, control, reutilización, etc.

El desafío: la sostenibilidad, ¿cómo llegamos a ella?
Siguiendo estos principios:

No deterioro

Tratamos de evitar todo el deterioro adicional al estado actual de los ecosistemas acuáticos. Y es que este principio se basa en en que el funcionamiento natural del ciclo hidrológico es la manera más barata y que brinda mayor garantía para tener agua suficiente en cantidad y con calidad para cubrir nuestras necesidades actuales y futuras.

Corrección en la fuente

Se basa en actuar sobre las causas de degradación ambiental y no sólo sobre sus síntomas o consecuencias.

Integración

Este principio se refiere a que los objetivos de buen estado de las masas de agua se han de incorporar en el resto de las políticas ambientales y sectoriales, especialmente en las políticas agrícolas, de ordenación del territorio, industrial y energética.

"Quien contamina paga"

Aquel que contamina ha de hacer frente a las consecuencias generadas por dicho deterioro.

Racionalidad económica y recuperación de costes

Disponer de agua supone importantes inversiones en infraestructuras, gastos de explotación y mantenimiento y, también, costes ambientales. Y es importante que quienes la usamos conozcamos esos coses y contribuyamos a su pago en proporción al volumen de agua que utilizamos.

Es necesario aplicar el principio de racionalidad y recuperación de los costes para fomentar el uso responsable y evitar el despilfarro de agua, que es un bien público y compartido. Las nuevas políticas de agua pretenden favorecer que tomemos conciencia de nuestro consumo y para ello, nada mejor que adoptar una política que tienda a equilibrar las tarifas con los costes reales. De esta manera también se aplica el principio "quien contamina, paga" y se actúa de manera responsable frente a un bien insustituible.

Precaución y adaptación

Este principio implica ajustar la gestión del agua a las peculiaridades de nuestro territorio, teniendo en cuenta los ritmos de la naturaleza (ciclos de sequía, crecidas, etc.).

Participación ciudadana

El agua, es un patrimonio ecosocial, que afecta a todas las personas y por tanto, se ha de gestionar con transparencia y participación ciudadana.